Por Sara Olea
Mi hijo Xiuhtletl Abarca Olea desapareció hace un año, el 8 de septiembre de 2013, en Chilpancingo, Guerrero, y en la Procuraduría General de Justicia del estado de Guerrero (PGJEG) no hay una investigación real, eficiente y confiable.
Hemos exigido que se realicen las indagatorias correspondientes mediante oficios girados a la Fiscalía Especial de Delitos Graves, dependiente de dicha dependencia, pero han ignorado tales requerimientos. No hay respuesta escrita, ni de palabra, a las solicitudes realizadas, la investigación está entrampada por la negligencia y falta de interés de las autoridades para esclarecer cualquier desaparición de ciudadanos guerrerenses.
Esta situación es aberrante y, para colmo, revictimizan a quienes solicitamos que se realicen estas acciones, ya que emiten con facilidad declaraciones tendenciosas e infundadas con respecto a quienes tratamos de encontrar.
Los familiares de los desaparecidos en Guerrero exigimos al gobierno que dé seguimiento puntual a cada expediente, ya basta de insensibilidad ante el dolor de todos aquellos que sufrimos la ausencia de un hijo, un hermano, un padre, un esposo.
Demandamos que haya coordinación con las demás autoridades que también investigan, como la Procuraduría General de la República (PGR), para que de manera ordenada y precisa se realicen los estudios de ADN de los cadáveres que aparecen en fosas clandestinas en el estado.
También solicitamos que actualicen la base de datos de personas desaparecidas y que establezcan una relación coordinada con otras procuradurías del país para mejorar la búsqueda a nivel nacional, lo cual evitaría que los familiares de las víctimas tengan que desplazarse a otras entidades donde descubren fosas clandestinas, porque además hay información insuficiente y vaga en el portal del gobierno del estado de Guerrero.
Tras la desaparición de mi hijo la vida nos cambió radicalmente, los planes y proyectos que teníamos como familia se vinieron abajo. Es un desgaste físico, emocional y económico. No hay descanso para mí, cada segundo que pasa mi pensamiento está enfocado en mi hijo Xiuhtletl. Me pregunto cómo estará, dónde, quién se lo llevó, por qué… y tengo fe que esté vivo en algún lugar de la sierra de Guerrero.
Ante tal situación, como madre que sufre la ausencia de un ser amado, me he dado a la tarea de realizar investigaciones y a buscar a mi hijo personalmente, porque no descansaré hasta saber qué sucedió esa noche cuando Xiuhtletl desapareció.
No se llevaron un objeto sustrajeron a un ser humano, con proyectos y sueños, a una persona con ganas de vivir, luchar, de ver crecer a sus hijos y darles una educación. Un ser humano maravilloso, solidario, sencillo y muy noble.
Se llevaron lo que más amo en la vida. Se llevaron a mi hijo.
Mi hijo Xiuhtletl Abarca Olea desapareció hace un año, el 8 de septiembre de 2013, en Chilpancingo, Guerrero, y en la Procuraduría General de Justicia del estado de Guerrero (PGJEG) no hay una investigación real, eficiente y confiable.
Hemos exigido que se realicen las indagatorias correspondientes mediante oficios girados a la Fiscalía Especial de Delitos Graves, dependiente de dicha dependencia, pero han ignorado tales requerimientos. No hay respuesta escrita, ni de palabra, a las solicitudes realizadas, la investigación está entrampada por la negligencia y falta de interés de las autoridades para esclarecer cualquier desaparición de ciudadanos guerrerenses.
Esta situación es aberrante y, para colmo, revictimizan a quienes solicitamos que se realicen estas acciones, ya que emiten con facilidad declaraciones tendenciosas e infundadas con respecto a quienes tratamos de encontrar.
Los familiares de los desaparecidos en Guerrero exigimos al gobierno que dé seguimiento puntual a cada expediente, ya basta de insensibilidad ante el dolor de todos aquellos que sufrimos la ausencia de un hijo, un hermano, un padre, un esposo.
Demandamos que haya coordinación con las demás autoridades que también investigan, como la Procuraduría General de la República (PGR), para que de manera ordenada y precisa se realicen los estudios de ADN de los cadáveres que aparecen en fosas clandestinas en el estado.
También solicitamos que actualicen la base de datos de personas desaparecidas y que establezcan una relación coordinada con otras procuradurías del país para mejorar la búsqueda a nivel nacional, lo cual evitaría que los familiares de las víctimas tengan que desplazarse a otras entidades donde descubren fosas clandestinas, porque además hay información insuficiente y vaga en el portal del gobierno del estado de Guerrero.
Tras la desaparición de mi hijo la vida nos cambió radicalmente, los planes y proyectos que teníamos como familia se vinieron abajo. Es un desgaste físico, emocional y económico. No hay descanso para mí, cada segundo que pasa mi pensamiento está enfocado en mi hijo Xiuhtletl. Me pregunto cómo estará, dónde, quién se lo llevó, por qué… y tengo fe que esté vivo en algún lugar de la sierra de Guerrero.
Ante tal situación, como madre que sufre la ausencia de un ser amado, me he dado a la tarea de realizar investigaciones y a buscar a mi hijo personalmente, porque no descansaré hasta saber qué sucedió esa noche cuando Xiuhtletl desapareció.
No se llevaron un objeto sustrajeron a un ser humano, con proyectos y sueños, a una persona con ganas de vivir, luchar, de ver crecer a sus hijos y darles una educación. Un ser humano maravilloso, solidario, sencillo y muy noble.
Se llevaron lo que más amo en la vida. Se llevaron a mi hijo.